Como elegir un suelo de madera

Os hablamos hace algún tiempo sobre los tres tipos básicos de suelos de madera existentes en el mercado, tratando las principales características de cada uno de ellos. Hoy nos centramos en las tarimas de madera maciza y los aspectos que debemos tener en cuenta en su elección.

La especie concreta de madera, es una decisión no solamente estética o de gustos particulares, que aportará sensaciones de amplitud con maderas claras _ arce, eucalipto, haya blanca_, espacios acogedores con maderas de tonos cálidos _cumarú, iroco,  bambú_ o estancias más elegantes con maderas oscuras _ wengué, sucupira, jatoba_.  Existen otros factores que son importantes y que generalmente se desconocen, concretamente la dureza, sus coeficientes de contracción volumétrica, los distintos formatos o la calidad o categoría de la propia madera.

La dureza de un suelo de madera es un factor importantísimo, mide la resistencia que opone la madera a ser penetrada por un objeto, por lo que en su uso como pavimento es determinante. La dureza en suelos se mide en la escala Brinell.

Por su carácter higroscópico, la madera tenderá a igualar su contenido de humedad con la humedad relativa del medio, absorbiendo humedad o cediéndola, por lo que el coeficiente de contracción volumétrica de cada madera influirá de una forma determinante en sus fenómenos de hinchazón o merma. Maderas muy nerviosas, _ que generalmente son las más duras, las maderas tropicales_ tendrán más movimientos de contracción y dilatación con los cambios de humedad relativa de un espacio, mientras que las maderas más estables se comportarán de una forma más moderada ante esos cambios.

No quiere decir esto que las maderas nerviosas o muy nerviosas no puedan instalarse, sólo que la colocación debe hacerla personal especializado y tomar al respecto ciertas precauciones en el sistema de colocación elegido, las holguras perimetrales… Como decía Frank Lloyd Wright “We may use wood with intelligence if we understand wood”.

La medida de las tablas de madera es también importante a la hora de la elección de un suelo. Debe haber un equilibrio entre el ancho y el espesor de las tablas para evitar el atejamiento del material, aspecto en el que será decisivo el tipo de corte de la madera, _despieces radiales presentarán siempre mayor resistencia a ello que cortes tangenciales_ así como el sistema de instalación del propio suelo. Son formatos habituales en el mercado 90x15mm, 120/140x19mm, 180x22mm, tratándose generalmente de largos de tablas variables, que pueden ir desde 500/600mm a 1800/2500mm. Es importante por ello conocer el porcentaje de largos de las tablas, no es lo mismo hablar de un 15% de tablas cortas que hablar de un 30%, y será un factor decisivo en el precio.

En cuanto al sistema de instalación, las tarimas de madera maciza admiten tres tipos diferentes: clavadas sobre rastreles, flotantes o bien encoladas a la base. El fabricante de cada producto debe indicar el sistema o sistemas de instalación recomendables.   Podríamos definir estos sistemas de manera resumida de la siguiente forma:

En los sistemas clavados las piezas de madera están encajadas entre sí por sus ranuras y lengüetas y se fijan mediante clavos a una serie de rastreles de madera inferiores, _generalmente de pino_ que son los que nivelan la superficie. Es el sistema de instalación más tradicional y el que mejor resiste los movimientos de contracción y dilatación de las tablas, por lo que aconsejamos siempre que formatos grandes de tablas y especies de madera nerviosas se instalen mediante este sistema. El sonido de una tarima colocada sobre rastreles es muy característico aunque pueden usarse materiales aislantes entre ellos para evitar sonidos atamborados.

No siempre es posible esta instalación, sobre todo si hablamos de reformas en pisos en los que la altura es limitada, _una instalación sobre rastreles supone un mínimo de 50mm de altura_. En estos casos las tablas de madera pueden colocarse directamente sobre el pavimento existente que quedará como una solería perdida bien mediante un sistema de instalación flotante sobre un film inferior de polietileno expandido _que aporta aislamiento térmico y acústico_ o bien encolado directamente a la base.

Actualmente las tarimas de madera maciza vienen acabadas de fábrica con barniz en su cara y generalmente llevan al menos fondo en su contracara, esto favorece la instalación de este tipo de material flotante, siempre y cuando las tablas no sean excesivamente anchas. En un sistema de instalación flotante las tablas quedan unidas mediante cola en su unión entre ranuras y lengüetas, esto hace que el movimiento de cada tabla se transmita a la siguiente y así sucesivamente comportándose todo el pavimento de madera como si de un único elemento se tratara. El fallo en un punto se transmitirá al conjunto de la instalación.

Por el contrario en una instalación encolada, cada tabla queda adherida al soporte por independiente mediante colas de distinta naturaleza. Es un sistema algo más complejo por el uso del adhesivo pero garantiza que los movimientos de cada tabla sean unitarios. Es el sistema recomendado en zonas húmedas _baños y cocinas_ así como sobre suelos radiantes.

Desde Grupo GUBIA aconsejamos que la instalación de estos productos sea realizada por personal cualificado, carpinteros que conozcan el comportamiento de cada madera, las holguras que deben dejarse en el perímetro, donde han de preverse juntas de expansión, qué cola es la más adecuada según la madera y la solera(*)…

(*) A este importante apartado sobre las condiciones que debe reunir una solera, dedicaremos un artículo posterior, ya que puede decirse que el 90% de las patologías en los pavimentos de madera, se deben a un problema de la solera sobre la que se ha instalado.

El último aspecto del que vamos a tratar en este artículo, y no menos importante, es la categoría del pavimento, y que será muchas veces definitorio en su costo. Según las normativas europeas existen diferentes categorías, que se representan _yendo de mayor a menor calidad_  con un círculo , un triángulo , un cuadrado o la clase libre. Estas calidades definen la presencia de defectos  en la madera así como la proporción en la que se presentan estos defectos como son los nudos, la variación del color, la desviación de la fibra, la proporción en la que se presenta la madera de albura, o el tipo de despiece que ha tenido la madera a la hora de ser cortada. Estas categorías, que deben venir reflejadas en el embalaje de cualquier pavimento, son generalmente renombradas por los fabricantes con términos como premium, medium, basic…

Si tiene cualquier consulta no dude en ponerse en contacto con nuestro departamento  técnico que le ofrecerá asesoramiento personalizado y podrá ponerle en contacto con personal cualificado que pueda garantizarle una correcta instalación.

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