Inspirada en la intervención con madera de Antonio Jiménez Torrecillas en la Torre del Homenaje de Huéscar, la rehabilitación del Castillo de Baena incorpora como conexión entre sus torres unas pasarelas estructurales de madera de iroko con singular diseño.
Estructuralmente constituyen un novedoso sistema en el que la madera colabora con elementos lineales de acero inoxidable, funcionando de forma similar a un emparrillado plano.
Las pasarelas están formadas por escuadrías de madera de 80x45mm y 30x45mm que se enlazan mediante uniones madera-madera encoladas, formando piezas en “U” y piezas en “L”. Para ello diseñamos dos tipos de lazos, espiga sencilla y espiga doble, ambas con retalón y escopleadura ciega. La unión encolada es ensayada, en laboratorio independiente, a cortante y delaminación para determinar la de mejor comportamiento.
Las “U” y “L” de madera se unen formando módulos mediante un sistema de varillas y tuercas de acero inoxidable AISI 316. Se disponen separadores de polietileno que aseguran una separación constante entre piezas de 12mm. Determinados el tipo de unión y el sistema constructivo, fabricamos un módulo a escala real y simulamos la situación de la pasarela más desfavorable. La sometemos a pruebas de carga para determinar los esfuerzos y deformaciones reales a los que podría quedar sometida. Es cuando se detecta la importancia del esfuerzo a tracción del plano del módulo que se ancla a los lienzos del castillo.
Fabricación de las pasarelas estructurales
Luego para su fabricación partimos de la elección de una especie de madera durable para la clase de uso 3-4 a la que quedan expuestas las pasarelas, el iroko _milicia spp. Se realiza haciendo una exhaustiva selección: madera procedente únicamente de duramen. Se procura cortes radiales y de fibra recta y un contenido de humedad entre el 14-18%. En el labrado final de madera se realiza una segunda selección destinando las piezas de directriz más recta para las pasarelas más expuestas.